1. Espacio habitable. Una buena iluminación permite utilizar los espacios exteriores durante la noche, extendiendo las áreas habitables más allá del interior.
2. Diseño paisajístico. La iluminación bien seleccionada puede destacar elementos clave del paisaje, como plantas, esculturas, fuentes y caminos.
3. Seguridad y protección. Una iluminación adecuada mejora la visibilidad en los jardines, reduciendo el riesgo de accidentes. De este modo, se incrementa la tranquilidad de los huéspedes.
4. Ambiente y comodidad. La iluminación puede crear diferentes atmósferas en el jardín, desde un ambiente relajante y cálido hasta uno más vibrante y festivo.
5. Valor estético. Los exteriores bien iluminados incrementan el atractivo visual de una propiedad, lo que puede aumentar su valor de mercado.
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